HOY EN DIARIO 16

 LAS MATONERÍAS 

DEL RECTOR CERVANTES

las matonerías del rector cervantes

El martes pasado asistí a una manifestación convocada por un colectivo de la Universidad Inca Garcilaso de La Vega. La protesta iba dirigida contra el actual rector de la universidad, Luis Cervantes Liñán (UIGV). Tras las espaldas de este personaje pesan denuncias de apropiación ilícita, contra la fe pública, fraude, entre otras. Cervantes es conocido por percibir un sueldo, en una universidad sin fines de lucro, de alrededor de 2 millones de soles mensuales; hecho que da cuenta de que estaría adjudicándose, a través de su salario, las utilidades del centro, cuando la ley le exige invertirlas en la mejora de la institución educativa.

Al llegar al rectorado de la universidad, me encontré con un grupo de 40 personas provistos de dos pulcras banderolas: la de la Facultad de Derecho de dicha universidad, y la del Círculo de Estudios ERGO, único círculo de estudios reconocido por Resolución Rectoral en la UIGV.

Se me pusieron los vellos como escarpias cuando escuché lo que la muchedumbre gritaba: “Rector, amigo, el pueblo está contigo”. Mi propósito era asistir a una manifestación en contra del rector, pero me encontraba sumergida en un tumulto que apoyaba vivamente su gestión. Todo olía a podrido.

Rápidamente noté que estaba en el lugar equivocado. Atravesando el tumulto, separado por un cordón policial, había diez personas desgañitándose en contra del rector. Entre ellos, dos docentes expulsadas de la universidad (en represalias por exigir una rendición de cuentas), y unos pocos alumnos; algunos de ellos procesados sin poder obtener su título al haber sido identificados, en ocasiones anteriores, manifestándose y exigiendo fiscalidad.

Mis ojos no podían creer lo que observaban. En el mismo espacio donde se había convocado la noble manifestación concurría una contramanifestación que apoyaba la gestión del mafioso rector. Detrás de nuestros espaciados cuerpos se erguían 4 hombres fornidos que inspiraban terror a los viandantes. Uno de los manifestantes contrarios al rector se me acercó y me dijo: “son los matones que ha contratado Cervantes. Cuando termine la protesta tendremos que irnos todos juntos para protegernos”. El miedo me recorrió todo el cuerpo. Se me nubló la mirada y, al volver en sí, vi cómo un estudiante pro-Cervantes se salía de su “portátil” y se abalanza sobre una de las dos sexagenarias docentes expulsadas. La arrastró, la golpeó y le rompió su pequeño cartel elaborado con papel y plumón. La violencia se hizo presa del lugar. Giré la vista hacia los cuatro matones y vi cómo sus dedos se replegaban hasta dibujar unos recios puños. La trifulca duró unos pocos minutos. Cuando reaccioné, ya todo había acabado.

La profesora se fue a la comisaría, y uno de los estudiantes golpeados por los pro- Cervantes se limpiaba el polo celeste marcado por una suela de zapato, causa de una de las patadas que había recibido. A las dos de la tarde los nobles manifestantes dejábamos el plantón. Hablando con ellos me pude enterar de los terroríficos mecanismos de intimidación que el corrupto rector ejerce sobre el alumnado: expulsiones infundadas, subida en las tasas universitarias para quienes protestan, denegación de títulos, etcétera. En aquel momento hallé el por qué de tan pocas personas congregadas en contra del rector.

A lo largo de mi vida he asistido a cientos de manifestaciones en diversos países del continente americano, Europa e incluso África; pero jamás he visto que ante una manifestación pacífica e inofensiva de 10 personas (dos de ellas, mujeres mayores de 60 años) se desembolsaran recursos para costear una portátil ayayera de 40 personas (alumnos universitarios comprados) y unos matones vestidos de negro prestos a golpear. Asumo que tal despliegue de medios represivos demuestra que el corrupto rector no solo goza de poder económico ilícitamente conseguido, sino que también goza de poder político (algunos dicen que proveniente del partido aprista). De lo contrario, es ilógico que, haciendo este escandaloso abuso del dinero de su universidad, mantenga el cargo por 8 años. Además, resulta chocante que la Asamblea Nacional de Rectores haya utilizado sus facultades como entidad fiscalizadora para frenar la desviación privada (a través de los salarios descomunales del rector) de los recursos de una institución sin fines de lucro. Por el contrario, Cervantes recibió de las propias manos del Presidente de la Asamblea Nacional de Rectores, Orlando Velásquez Benites, la condecoración a “Rector del año 2012” a principios de 2013.

Desde 1996 hasta hoy ha habido un crecimiento incontrolado de universidades privadas que alcanza el 196%. Los políticos y administradores estatales han impulsado la mercantilización de la educación superior, y han apoyado el usufructo en este sector. Si no fuese así, no solo no tendríamos dolorosos casos como este, sino que los órganos que controlan la educación superior –Asamblea Nacional de Rectores y el Consejo Nacional para la Autorización de Funcionamiento de Universidades, un órgano autónomo de la ANR– no estarían conformados por rectores y exrectores, es decir, por reguladores que se regulan a sí mismos, haciendo de los centros educativos superiores su chacra.